Conocer la enfermedad y actuar proactivamente en aquellos aspectos que aumentan la probabilidad de sufrirla permitiría reducir casi un 90% su incidencia.
Hacerse cargo de personas con esta enfermedad conlleva una gran carga emocional. Si esta no se gestiona de forma correcta, puede terminar afectando seriamente a la salud física y mental del cuidador.
La sobrecarga mental provocada por la tensión experimentada todos estos meses ponen de manifiesto la importancia de cuidar, ahora más que nunca, la salud cerebral.
El riesgo de contagio obliga a cumplir una serie de recomendaciones preventivas relacionadas con una mayor higiene o un menor contacto con superficies, objetos o personas.
Dado que la telemedicina ha venido para quedarse, es muy importante conocer cómo podemos aprovechar al máximo todas las ventajas que estas soluciones ofrecen.