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Día Mundial del Alzheimer: seis consejos para prevenir el estrés en los cuidadores

Hacerse cargo de personas con esta enfermedad conlleva una gran carga emocional. Si esta no se gestiona de forma correcta, puede terminar afectando seriamente a la salud física y mental del cuidador.

Asumir la responsabilidad de atender, apoyar y acompañar a una persona con Alzheimer puede tener un gran impacto sobre la salud y el bienestar. Hay que tener en cuenta que los cuidadores (en su mayoría, familiares1 cercanos del paciente) están expuestos a diario a una gran presión, debido a la pérdida paulatina de independencia que experimentan según avanza la enfermedad del paciente a su cargo, y por el grado de dependencia de esta persona hacia ellos en aspectos como son la alimentación, la higiene o la adherencia terapéutica.

En algunos casos, estos factores pueden favorecer la aparición de sentimientos de tristeza, preocupación, asilamiento, irritabilidad o culpabilidad. Si no se gestionan ni controlan correctamente, pueden acabar generando un cuadro de estrés crónico que afecte tanto al desempeño de las tareas de cuidado como a su salud física y mental.

En este sentido, las principales señales de alerta que indican que algo no va bien, y que deben tenerse en cuenta, son: pérdida de energía o fatiga crónica, palpitaciones, cefaleas, molestias digestivas, trastornos osteomusculares, pérdida de interés a la hora de realizar ciertas actividades, aumento o disminución del apetito, cambios de humor, sentimientos de soledad, falta de concentración, nerviosismo, problemas de sueño e, incluso, aparición de un cuadro depresivo.

Para evitar estos problemas, es muy importante que el cuidador tome conciencia de la importancia de prevenir y gestionar el estrés, y en el caso de identificar una de las señales mencionadas, debe pedir ayuda. Hay que tener en cuenta que la enfermedad irá avanzando, por lo que resulta indispensable que el cuidador encuentre una estrategia efectiva que le permita afrontar la situación, de manera que su salud y bienestar físico y emocional no se vean afectados.  

Con motivo del Día Mundial de Alzheimer, desde Cigna proponemos algunas recomendaciones para apoyar a los cuidadores a la hora de limitar el impacto del estrés en su propia salud y bienestar:  

  • Establecerse objetivos realistas. La organización diaria resulta primordial en este tipo de casos. Lo recomendable es establecer una rutina, realizar una lista con las tareas a realizar, dividir las más grandes en labores más pequeñas para poder realizarlas de una en una y, sobre todo, priorizar las más importantes. Así mismo, también es fundamental ser consciente de hasta donde se puede llegar y no caer en la frustración.

 

  • Dejarse ayudar. Es importante aceptar la ayuda de otros miembros de la familia y no llevar la carga en solitario. No solo en cuanto a las tareas relacionadas con el cuidado del enfermo, sino también a la hora de poder compartir con alguien los sentimientos y experiencias como cuidador. Si se percibe que lo que se está experimentando es una respuesta natural a la situación, será más fácil manejar cualquier sentimiento negativo.

 

  • Aprovechar los recursos disponibles. Los cuidadores tienen a su disposición numerosos recursos de apoyo psicológico, así como otras vías de ayuda profesional enfocadas al cuidado del paciente, como servicios de atención domiciliaria, centros de día, residencias o centros sociosanitarios especiales.

 

  • Mantener un estilo de vida saludable. Una buena alimentación, practicar algún tipo de actividad física a diario o descansar adecuadamente aportará al cuidador la energía necesaria para afrontar con fuerza el día a día. Asimismo, en el caso de que el estrés se vuelva inmanejable es importante acudir al profesional de la salud e informarle de la condición de cuidador.

 

  • No dejar de lado el tiempo de ocio. Para cuidar el bienestar emocional del cuidador es necesario seguir relacionándose con familiares y amigos, así como continuar realizando aquellas actividades y hobbies que más interés susciten. Tampoco conviene dejar de lado el cuidado del aspecto físico, ya que también influye directamente el bienestar psicológico. 

 

  •  Emprender técnicas de relajación. Realizar regularmente ejercicios y técnicas de relajación puede ser de gran ayuda para controlar, gestionar y reducir la ansiedad y sus consecuencias.  

 

Fuentes:

Fundación PWC, Fundación Reina Sofía y Comunidad de Madrid. Guía práctica para familiares de enfermos de Alzheimer. Enlace