Con el cambio de estación, muchas personas aprovechan a hacer la famosa “limpieza de primavera”, un proceso que no solo implica ordenar el hogar y deshacerse de lo innecesario, sino también crear un entorno más organizado y funcional.
Cuando esta práctica se lleva al extremo, sin el estado físico adecuado o sin el descanso ni la recuperación correctos, puede convertirse en un ejercicio perjudicial.