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¿Sabías que la hora a la que comes afecta a tu descanso?

¿Sabías que la hora a la que comes afecta a tu descanso?

La alimentación y el sueño están más relacionados de lo que puede parecer. Y es que, la crononutrición, o la ciencia de la nutrición que estudia cómo los ritmos biológicos y el momento de la ingesta de alimentos afectan la salud general y el metabolismo, explica que tanto la hora a la que se come, como el tipo de alimentos, pueden influir notablemente en la calidad del descanso.

Comer a deshora o muy tarde en la noche puede desincronizar los ritmos circadianos (ciclos biológicos de aproximadamente 24 horas que regulan diversas funciones corporales, incluyendo el sueño y el metabolismo), afectando negativamente al descanso y a la salud metabólica. Esto se produce porque, cuando comemos tarde, se aumentan los niveles de cortisol (hormona del estrés) y se reduce la producción de melatonina (hormona del sueño), dificultando conciliar el sueño.

Comer a deshoras puede desajustar los ritmos circadianos

En este sentido, los microdescansos o pequeñas pausas a lo largo del día, como tomar unos minutos para estirarse, meditar o simplemente descansar los ojos, pueden ayudar a reducir el estrés y la fatiga acumulados, recargar energías, permitir que el cuerpo se recupere físicamente y mantener unos niveles óptimos de concentración y productividad. Esto puede contribuir a un estado de relajación general que facilita conciliar el sueño por la noche.

Ajustar la hora de las comidas y ser consciente de qué y cuándo comes puede tener un impacto significativo en tu descanso y bienestar general.

Hoy te facilitamos los principios clave de la crononutrición para que puedas seguir un horario de comidas que no afecten a tu sueño:

  1. Desayuna como un rey. Consume la mayor parte de las calorías diarias en el desayuno y el almuerzo, cuando el metabolismo está más activo. Para la cena, opta por platos más ligeros y en un horario temprano para permitir una digestión adecuada antes de acostarte. Además, evita comer grandes cantidades de comida justo antes de acostarte, ya que puede causar indigestión, reflujo ácido y malestar, interrumpiendo el sueño. Una cena ligera y equilibrada consumida unas 2-3 horas antes de dormir puede ayudar a mejorar la calidad del descanso.
  2. Sincroniza tus relojes. Trata de comer a la misma hora todos los días para mantener tus ritmos circadianos estables. Un horario de comidas regular ayuda a sincronizar tu reloj biológico con tus hábitos alimenticios, mejorando la digestión y el metabolismo. Evita cenar muy tarde, o justo antes de acostarte, ya que puede desincronizar tus ritmos circadianos y dificultar la conciliación del sueño. Además, comer a horas regulares también ayuda a reducir los antojos y mantener un peso saludable.
  3. Mucha agua, pero por el día. Mantente bien hidratado durante el día, pero limita la ingesta de líquidos justo antes de acostarte para evitar interrupciones en el sueño debido a la necesidad de ir al baño. Del mismo modo, evita bebidas con cafeína y azucaradas en la tarde y noche, ya que pueden afectar negativamente la calidad del sueño.
  4. Un alimento para cada ocasión. El tipo de alimentos que consumes también influye en la calidad de tu descanso. Alimentos ricos en triptófano, como el pavo, el queso, la leche y los plátanos, pueden promover la producción de serotonina y melatonina, hormonas que regulan el sueño. Incluye carbohidratos complejos (patatas, arroz integral y legumbres) en la cena, ya que pueden ayudar a aumentar los niveles de triptófano en el cerebro, promoviendo un mejor sueño. Durante el desayuno y la comida, consume mejor proteínas y grasas saludables para mantener la energía y evitar picos de insulina. Alimentos como el pescado, los frutos secos, el aguacate y los granos enteros son muy buenas opciones para ello.