¿Te has fijado que en invierno solemos necesitar más horas de sueño que en verano? El cambio de estaciones, particularmente la llegada del invierno, puede afectar la cantidad y la calidad del sueño de diversas maneras.
Los días más cortos y la disminución de las horas de luz hacen que, durante los primeros y últimos meses del año, segreguemos más melatonina (la hormona del sueño) y tengamos mayor necesidad de dormir más horas. De hecho, varios estudios muestran que la fase REM del sueño, la última y más profunda, dura hasta 30 minutos más durante el invierno. Esto está directamente relacionado con el ritmo circadiano y en el ciclo natural del sueño, por lo que es fundamental asegurar una correcta higiene del sueño. Además, la necesidad de adaptarnos a temperaturas más bajas puede hacer que el organismo gaste más energía para mantenerse caliente y, por eso, sentir más cansancio.
Es importante adaptar el tiempo de sueño a cada estación. Acostarse más pronto en invierno para levantarse con las primeras horas de luz
La falta de sueño puede tener consecuencias negativas para la salud, como un mayor riesgo de enfermedades cardíacas y diabetes. Para evitarlo, es importante adaptar el tiempo de sueño a cada estación y acostarse más pronto en invierno para levantarse con las primeras horas de luz.
Por otro lado, es fundamental seguir hábitos saludables del sueño, como mantener una rutina de sueño constante, crear un ambiente propicio para el descanso y asegurarse de obtener suficiente luz natural durante el día. Además, el ejercicio regular, incluso durante los meses de invierno, puede ayudar a mantener la salud del sueño. Si persisten los problemas de sueño o si hay preocupaciones sobre la salud mental, es recomendable consultar a un profesional de la salud.