Los profesionales de la salud, investigadores médicos y organizaciones médicas profesionales recomiendan la vacunación. Tal y como señala la Organización Mundial de la Salud (OMS), la inmunización salva millones de vidas cada año, y en todo el mundo se reconoce ampliamente como una de las intervenciones en salud más costo-eficaces y que da mejores resultados. Las vacunas son seguras y efectivas.
Según la Asociación Española de Pediatría (AEP), el papel que juegan las vacunas en la salud pública es, a día de hoy, incuestionable. Según algunos estudios, los esfuerzos realizados en materia de vacunación en los países más pobres del mundo desde el 2001, habrán evitado para el año 2020, unos 20 millones de muertes, calculándose un ahorro de 350.000 millones de dólares en costes por atención sanitaria.
Y es que vacunarse es fundamental, tanto para la propia protección del individuo como también para proteger a su entorno más cercano:
- Las vacunas protegen e impiden contraer enfermedades, para las cuales a menudo no existen tratamientos médicos. Estas enfermedades pueden dar lugar a graves complicaciones e incluso conllevar a la muerte
- Algunas personas, cuyo sistema inmunitario se encuentra debilitado, no pueden vacunarse y tampoco desarrollan inmunidad incluso tras haber sido vacunadas. En estos casos, su única protección contra ciertas enfermedades es la denominada ‘inmunidad colectiva’: al vacunar a una parte de la población se proporciona protección indirecta a aquellos individuos no vacunados. Cuanta mayor es la proporción de individuos inmunes, menor es la probabilidad de contraer esa patología.
- Vacunarse cuesta menos que recibir tratamiento para las enfermedades contra las que dichas vacunas protegen.
- Si la exposición a una enfermedad se produce en una comunidad donde su población ha sido inmunizada en su mayoría, el riesgo de epidemia será mínimo o nulo. Gracias a la vacunación, muchas enfermedades que en el pasado fueron graves han conseguido ser erradicadas en la actualidad.
Las mejoras en salud pública, los sistemas de saneamiento, la higiene y otras mejoras en las condiciones de vida han creado un ambiente más saludable y han reducido los riesgos de exposición a enfermedades e infecciones. Sin embargo, lo cierto es que la disminución dramática y a largo plazo de ciertas enfermedades es principalmente el resultado de inmunizaciones generalizadas (campañas de vacunación).
Por eso, es importante no bajar la guardia y seguir de manera rigurosa los calendarios vacunales, tanto para las vacunas infantiles recomendadas y como para las vacunas de refuerzo. Y es que, a pesar de que muchas enfermedades están prácticamente erradicadas en los países desarrollados, muchas de ellas todavía existen en otros países. Sin la protección que confiere la inmunización, estas enfermedades podrían importarse y propagarse rápidamente, causando epidemias.
Además, es importante tener en cuenta que las personas no inmunizadas que viven en condiciones saludables no están totalmente protegidas contra la enfermedad. El sistema inmunológico del cuerpo humano puede combatir la enfermedad mejor y más rápido si ha sido inmunizado previamente a través de la vacunación.