El insomnio en verano es un problema común que puede afectar significativamente la calidad del sueño y, en consecuencia, la productividad y el bienestar de los empleados. Las altas temperaturas, el aumento de las horas de luz y los cambios en las rutinas pueden contribuir a la dificultad para conciliar y mantener el sueño.
Además, la implementación de la jornada intensiva puede exacerbar estos problemas, ya que el organismo se tiene que adaptar a un nuevo horario de trabajo, lo que puede desajustar el reloj biológico y dificultar la conciliación del sueño. Asimismo, la concentración de la carga laboral en menos horas puede aumentar el estrés y el cansancio, afectando al descanso nocturno.
Las empresas pueden desempeñar un papel crucial en ayudar a sus empleados a conseguir un sueño reparador. Y es que, aunque el insomnio en verano puede ser todo un desafío, con algunos cambios en los hábitos diarios y en el entorno de sueño, los empleados pueden mejorar significativamente la calidad de su descanso.